sábado, 31 de enero de 2009

Me senté en la camilla, sin miedo alguno, iba a pasar rápido, lo sabía, nunca había tenido miedo por esas cosas, y nunca pensaba tenerlo.
Mi mamá estaba ahí, mirándo a la enfermera, una señora gordita, de pelo rubio, con anteojos, y muy maquillada... demasiado, la típica vieja coqueta, aunque debería andar por los 50 años, más o menos.
Leía un prospecto médico, en busca de algún indicio de cómo utilizar el medicamento.
Y no lo encontraba, qué raro, obviamente tenía que estar abajo de todo, en el último lugar que iba a leer.
"Intramuscular"
Yo no tenía ni una pizca de miedo, nada, ni siquiera impresión, nada, me considero bastante valiente.
La enfermera miró para una y otra dirección, como buscando algo, mientras hablaba con mi mamá. Buscaba algodón. Al encontrarlo lo mojó en alcohol y lo frotó en mi brazo. Sentí el frío líquido en mi piel. Era una sensación agradable, ya que sinceramente no me gusta el calor, y estamos en verano.
Armó la jeringa y la llenó de medicamento. La probó y le sacó la tapa, dejando una aguja al descubierto.
-Blandita- me dijó para que no estuviera haciendo fuerza con el brazo y mi músculo no estuviera tenso.
Yo relajé el músculo, asintiendo con la cabeza. La enfermera me apretó el brazo para ver que todavía no estuviera tenso y tapó con una mano la zona en la que había puesto alcohol, para que yo no viera supongo.
-Respirá hondo- me dijo, como para que no me de impresión, o para que aguante el dolor.
No respiré hondo, me pareció estúpido hacerlo, ya que me iba a doler igual un poco, y estaba dispuesta a aguantar lo poco que eso iba a doler.
La aguja se clavó en mi brazo, hacia mi músculo, causando un pinchazo y depositando en el interior el medicamento.
Salió rápidamente y la enfermera tapó la diminuta herida con un algodón. Hubiera querido que no tapara la zona con la mano, soy rara, me gusta ver la aguja, y no me da impresión.
-Sostené el algodón- me pidió y yo lo hice. Dolía apenas, era obvio, me habían pinchado un músculo.
Fue a buscar otro algodón y una cinta, con la que me lo pegó a la piel tapando la herida.
Me levanté de la camilla. Salí de la pequeña salita con mi mamá, después de saludar a la señora.
-¿Vamos?- le dije a mi mamá, por si tenía que pagar algo antes de irnos o algo de eso.
-Sí- me respondió.
Caminé hacia la puerta y salí a la calle.

1 comentario:

El mundo visto a mi manera dijo...

aaai que suerte, yo si hubiera sido vos:
me desmayaba
me ponia nerviosa, nada de relajarme
miraba pa' otro lado
hacia un escandalo jaja
asi soy yo u.u